Resumen
En esta revisión se exponen los aspectos más actuales de la fisiopatología y las bases terapéuticas de una enfermedad de la que todavía es más lo que se desconoce que lo que se sabe: la fibromialgia. Se trata de un proceso crónico de dolor musculoesquelético generalizado, acompañado de fatiga crónica, alteraciones del sueño y, frecuentemente, alteraciones neuroendocrinas.
La mayoría de las investigaciones sobre la fisiopatología de la fibromialgia apuntan a algún tipo de alteración de la transmisión dolorosa en el asta dorsal de la médula. En los procesos de dolor crónico se produce un efecto de ‘resonancia’ en la sinapsis del asta dorsal, lo que produce alodinia e hiperalgesia. Desde el punto de vista bioquímico, parece ser que tienen una función esencial los receptores de glutamato y de sustancia P, así como de los principales neurotransmisores del dolor: serotonina y noradrenalina. En los pacientes con fibromialgia se observa, por lo general, una disminución de la actividad de la serotonina y un aumento de la sustancia P. Además de estas alteraciones en la percepción del dolor, la serotonina podría ser responsable de las frecuentes alteraciones del sueño, hormonales y neuropsiquiátricas en estos pacientes.
La fibromialgia es, hoy por hoy, un reto para la medicina moderna. De hecho, la comunidad neurocientífica debe plantearse un abordaje desde la ciencia básica a la cabecera del enfermo para encontrar herramientas farmacológicas que alivien este cuadro. Del extenso arsenal terapéutico que se ha probado hasta el momento en estos pacientes, los antidepresivos clásicos, inhibidores de recaptación de serotonina y de noradrenalina, empleados en dosis subantidepresivas, parecen ser los más eficaces.
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La mayoría de las investigaciones sobre la fisiopatología de la fibromialgia apuntan a algún tipo de alteración de la transmisión dolorosa en el asta dorsal de la médula. En los procesos de dolor crónico se produce un efecto de ‘resonancia’ en la sinapsis del asta dorsal, lo que produce alodinia e hiperalgesia. Desde el punto de vista bioquímico, parece ser que tienen una función esencial los receptores de glutamato y de sustancia P, así como de los principales neurotransmisores del dolor: serotonina y noradrenalina. En los pacientes con fibromialgia se observa, por lo general, una disminución de la actividad de la serotonina y un aumento de la sustancia P. Además de estas alteraciones en la percepción del dolor, la serotonina podría ser responsable de las frecuentes alteraciones del sueño, hormonales y neuropsiquiátricas en estos pacientes.
La fibromialgia es, hoy por hoy, un reto para la medicina moderna. De hecho, la comunidad neurocientífica debe plantearse un abordaje desde la ciencia básica a la cabecera del enfermo para encontrar herramientas farmacológicas que alivien este cuadro. Del extenso arsenal terapéutico que se ha probado hasta el momento en estos pacientes, los antidepresivos clásicos, inhibidores de recaptación de serotonina y de noradrenalina, empleados en dosis subantidepresivas, parecen ser los más eficaces.
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